"Todos tenemos anhelo de otra piel con la que hacer contacto que nos ayude a sentir conexión y sostén."
María Inés Gómez
Esta semana, durante la clase de yoga, experimentamos el poder del contacto.
El martes, de a dos y espalda con espalda percibimos y escuchamos ampliamente la respiración propia y la del compañero, descubrimos la posibilidad de un ritmo común o intercalado y las dimensiones de nuestra preciada y tantas veces tensa espalda. Algunos también reconocieron una energía que interconectaba ambas espaldas sobre todo al separarse levemente.
El jueves y sábado, con la única intención de ser conscientes que respiramos Vida a través de nuestras manos, sostuvimos con amabilidad, generosidad y atención la cabeza del compañero durante varios minutos. La variedad de devoluciones en todos los grupos fue sorprendente. Aparecieron incomodidades y alivios también. Comprendimos que todos tenemos la capacidad del toque amoroso y reconocimos lo poco que nos abrazamos y acariciamos y cuánta falta nos hace...
A. M. A.