viernes, 11 de febrero de 2022

EL BUDA AL FINAL DEL CAMINO

 Salgo de mañana a fotografiar el pequeño gran jardín. Saco muchas fotos y generalmente al mirarlas en la computadora elijo solo una o dos. 

En estos días unas flores blancas inundaron los canteros (como siempre, desconozco el nombre) dándole al jardín un toque especial.

Esta es la foto que más me gustó. El Buda al final del camino...

Cuando realmente "veo" la foto comienzo a notar algunos detalles:

- el camino irregular, con baldosas más hacia la izquierda o derecha, arriba o abajo.

- el arbusto del fondo que necesitó de una poda urgente porque se llenó de falsos claveles que lo estaban consumiendo.

- las flores blancas alegrando el caminito y alentando a transitarlo.

- las cintas argentinas que cada tanto, por invasoras, necesitan que las talle cual escultora.

- las ramas del ginkgo que asoman a la derecha de la foto y que este año debido a la ola de calor perdió muchísimas hojas y está intentando recuperarse.

- un sector del pasto que se niega a crecer porque prioriza ser el baño de la Negrita y otro de un verde intenso que no deja de crecer.

- la inclinación del cactus buscando el sol y, en el otro extremo, la media sombra tapando las ventanas para moderar sus rayos.

- la pava de hierro un convite al descanso y la contemplación.

- y hay más, mucho más seguramente, pero finalizo con el Buda y esa sonrisa divina tipo Mona Lisa como una invitación a aceptar lo que Es y a actuar en consecuencia.

Ahora que lo pienso no sé si es el caminito del jardín o el camino de la Vida y sus infinitas posibilidades...

A.M.A.




SUBLIME

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