sábado, 14 de octubre de 2017

VIAJANDO

En el 2012 realicé un hermoso viaje recorriendo y conociendo el norte del país. Por momentos quedé extasiada con sus paisajes, la inmensidad de la cordillera de los Andes, el sonido del silencio a 4000 metros de altura, la serenidad de sus animales, la diversidad de colores y la paz de su gente sencilla.
Había instantes (mínimos) en que el paisaje y yo eramos uno: una experiencia sublime.
Al llegar a casa pensé "ya no voy a revivir lo que sentí en el Norte" pero increíblemente en el jardín del fondo de casa volví y vuelvo a "vivir" algo similar cada vez que estoy PRESENTE y recordé lo que una vez me dijo un maestro de la vida: "no necesitas irte lejos, salí al jardín, mira a tu perro directo a los ojos, cuida tus plantitas: allí está todo"...Gracias Camilo!
A. M. A.

SUBLIME

 Existe un instante que muta según el momento del año. Un instante en el que los rayos del mañanero sol atraviesan las hojas del ficus e ing...