sábado, 26 de septiembre de 2020

EN MEDITACIÓN

Sentarse o arrodillarse en la esterilla ya es fruto y cosecha, leo por allí. Y coincido...

En silencio y acompañada por la música del cielo que cae en forma de lluvia me siento invitada a sentarme y llevar mi cabeza ligeramente baja, colocar las manos en cuenco recogidas sobre muslos y permanecer. Puedo sentir la respiración, puedo sentir el ritmo respiratorio, puedo sentirme en última instancia respirada...

La permanencia me invita a subir los brazos inspirando y entregarme a la tierra exhalando. Repito y repito el movimiento como un mantra y con cada bajada surge con fuerza y desde el centro un agradecimiento a lo que es, a lo que soy, a lo que somos...

Desnuda de todo la entrega aparece.

A. M. A.







SUBLIME

 Existe un instante que muta según el momento del año. Un instante en el que los rayos del mañanero sol atraviesan las hojas del ficus e ing...