lunes, 31 de octubre de 2022

DE SALSAS

 Esta mañana me hice una escapada hasta lo de mi hija.

Mientras tomábamos unos mates se puso a preparar una salsa de tomate para el mediodía.

Yo la observaba en silencio mientras todos los ingredientes iban apareciendo sobre la mesada. Sus pequeñas manos, seguras y diligentes, se movían como dirigiendo una orquesta.

Que la cebolla primero, la zanahoria bien rallada junto al perejil y ajo picados, unos buenos tomates cubeteados y la carnecita que quedo del almuerzo del domingo para darle sabor...

Hace la salsa como la hago yo, pensé. No se lo dije pero me emocionó verla. 

Hace la salsa como la hacía su abuela Cledia pero también parecida a la del abu Cacho.

Y algo de mi abuelo Federico también reconocí.

Algunas recetas van pasando de generación en generación y cada uno, poniéndole algo de su cosecha, las hace propia.

No probé la de mi hijo aún (espero su invitación) pero estoy segura que alguna reminiscencia de la que hace la madre y las abuelas hay.

Estas recetas, como pequeños tesoros, van pasando de uno a otro armando una gran red de recuerdos amorosos.

Hoy son mis hijos los cocineros, mañana será mi amada Naza, la que quizá nos deleite con su propia salsa de tomate.



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