Desempolvé la bicicleta y la puse a punto para trasladarme más fácilmente a la pileta. Incluso le pedí a Chiche, el bicicletero, que le agregue unos pedalines para llevar a Naza de paseo y un timbre precioso con un mandala impreso.
Con el correr de los días comencé a notar que me hacía falta un espejo retrovisor si quería manejar correctamente.
Esa falta me llevó a pensar en la vida: y sí, en algunos momentos del camino para seguir avanzado tengo que mirar hacia atrás. Parece una contradicción, no?
Mirar hacia atrás no para quejarme o victimizarme sino para aprender y continuar.
Pasado, presente, futuro: será que los tres coexisten o se fusionan AHORA? uffff!! mejor sigo pedaleando...
A. M. A.